Bailando con la muerte

Bailando con la muerte

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“Morir tenemos, ya lo sabemos”


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La sabia preparación para la muerte que los monjes cartujos hacen todos los días.


Los monjes cartujos pertenecen a una orden milenaria fundada por san Bruno. Son de clausura y semieremitas. Actualmente cerca de 450 monjes y monjas siguen la orden en tres continentes.

La orden contemplativa se apoya en 3 pilares: soledad, combinación de vida solitaria y comunidad y liturgia cartuja.

Debido al hecho de que las cartujas (los conventos de esta orden) no pueden visitarse y a la vida solitaria y de oración a la que se dedican los monjes, poco se sabe sobre sus costumbres, sencillas pero llenas de significados y sabiduría.

Los monjes cavan sus propias tumbas en la Cartuja. Cavan un poco cada día, después entonan el lema «Morir tenemos, ya lo sabemos». Según los relatos que aparecen en ese perfil, ello quieren morir sin prisa, en el lugar donde vivieron a la espera de un día poder gozar de la paz del Espíritu Santo.

El cuerpo es enterrado sin ataúd, vestido con un hábito blanco y una capucha sobre el rostro para que el monje «sólo vea la faz de Dios». La ceremonia está restringida a los demás monjes del convento, que entonan cánticos mientras echan tierra sobre el cuerpo.



La tumba recibe sólo una cruz y no tiene ningún tipo de identificación, como podría ser el nombre de quien está enterrado allí.





El día que recibimos una carta de la enfermera que atendió a mi abuelo antes de morir. 

 

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